San Juan.- Roberto Guevara editó recientemente un disco de música infantil que incluye una canción con palabras de la lengua huarpe y también rescata ejemplares de fauna autóctona. Su objetivo es que los chicos se interesen por la cultura y sus raíces.
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esde que descubrió la lengua huarpe, quedó fascinado por su riqueza. Entonces surgió en él la inquietud que se transformaría, poco a poco, en una misión de vida. Roberto Guevara supo transmitir a través de la música uno de los patrimonios más valiosos que tiene San Juan. Ahora, está dedicado a promocionar su última producción destinada a los chicos, “Chinchimoye y amigos”, que incluye una canción con palabras en huarpe.
Este no es su primer trabajo ya que, en 2005, editó “Yo tambor”, que fue declarado de Interés Cultural por la Subsecretaría de Cultura y contiene letras íntegramente en esa lengua originaria.
“Después de la repercusión de Yo tambor, con el que vendí más de 1000 discos en forma independiente, quise realizar una obra para chicos”, comenta a Diario El Zonda.
A mediados del año pasado, ya tenía listo “Chinchimoye y amigos”.
“Este es un animal autóctono; una especie de langosta que tiene un olor muy feo que le sirve de defensa. En Chucuma, en Valle Fértil, hay muchos de ellos y también vive en otras zonas de Cuyo y el Norte del país. Al conocerlo, me pareció interesante presentarlo a través de una canción inspirada en él, siempre con un estilo didáctico”, expresa.
Entre las canciones del disco se destaca Lun Lunta, que se identifica como una canción huarpe desde la portada del disco, y que fue muy bien recibida por un público más que exigente: el de los niños.
“Pude vivir distintas experiencias en lo que se refiere a las maneras de enseñar una canción. Trabajo con una dinámica que me permite hacer un relevamiento de la información que tienen los niños y después, les comento de la cultura y la lengua huarpe”, afirma Roberto.
Para el músico, que confiesa que realiza sus trabajos sin pretender un fin comercial, la temática de la revalorización de la identidad por intermedio de la lengua es actual, solamente que no recibe un tratamiento mediático permanente.
“Una prueba de ello son los apellidos. Muchos de ellos tienen raíces originarias, si se investiga un poco. Lo que hay que reconocer es que se mantienen por la lucha de muchas personas que no permitieron que desaparezcan”, reflexiona.
Además, este músico popular (tal como se define) siente que su trabajo cuenta con un gran respaldo y cumple objetivos muy importantes.
“Lo interesante es que logré entrar en el círculo educativo. A las maestras les interesa mucho lo que hago en mis talleres de integración y canto en lengua huarpe. El tema queda latente en los chicos y puedo transmitir los valores y el respeto a la naturaleza”.
Con su guitarra y su tambor, introduce a los más pequeños en un mundo que, en realidad, tiene más de conocido que de extraño. “Me da mucha satisfacción que las canciones generen entusiasmo por aprender. Esto es gracias a la fuerza y el corazón que uno le pone”, dice seguro. Y agrega, “Chinchimoye y amigos viene bien, realizarlo y compartirlo fue y es todo un riesgo. Pero lo difundo con mucha energía desde mi lugar de poeta y de músico”.
Su gran compromiso con la carrera que emprendió lo lleva a seguir creando. Por ello, ya terminó un nuevo material que se llama “Las campanas” y está conformado por 9 canciones que reflejan su visión del Belén viviente. “Sólo falta que terminen la parte artística para lanzarlo”, adelanta.
Al mismo tiempo, cuenta que está probando un nuevo tema con los niños y que habla de otra figura muy ligada a San Juan: el dinosaurio. “La reciben muy bien. Me guió por el efecto de retroalimentación, después de haberlo mostrado y compartido. Eso es muy importante”.
Este año lo encuentra a Roberto con más ganas que nunca de compartir sus obras con todos aquellos que quieran oírlas. Por ello, las docentes que quieran comunicarse con él para acordar una presentación, pueden enviar un mail a
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Creatividad que suena a música
Al sólo apreciar la gráfica de “Chinchimoye y amigos” se produce una agradable sensación de regreso a las imágenes de la infancia, esa etapa llena de fantasía y juegos. Atenta a esto, la artista Alejandra Carabante ideó una portada y un cancionero lleno de figuras para pintar.
Este diseño concuerda con el contenido del material. Al escuchar las canciones, se confirma el estilo alegre y sencillo que se espera para este tipo de producciones. El disco de Roberto Guevara comienza con la historia de “Chinchimoye”, un animalito digno de descubrir. Después, le siguen “Solo por jugar”, “Blu blu”, “Soy el burrito” y “Lun Lunta”, que contiene palabras en lengua huarpe.
Este disco fue grabado en los estudios “El hornito” y “Ticón” y contó con el apoyo de la Biblioteca Popular Sociedad de Patriotas Nóveles.
Subido por D4ntalian desde el diario "El Zonda"
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